29 mayo 2012

AKIRA KUROSAWA - RASHOMON


Piensen en uno de esos cuadros que cuelga en algún museo del mundo, en un edificio arquitectónico o en una escultura que están consideradas arte, ejemplos de la disciplina artística que presentan, consideradas obras maestras. Pues eso es “Rashomon” en el arte cinematográfico, una obra maestra.
Por fin Kurosawa se siente absolutamente libre para hacer la película que quiere y eso se traduce en una expresión de creatividad artística en grado sumo. Todas y cada una de las escenas son magníficos cuadros cinematográficos que, como en un museo, nos van contando las partes de una historia, o de varias historias según los personajes. La escena del leñador por el bosque y su hallazgo, es uno de esos cuadros cinematográficos donde se combinan las ideas fundamentales del montaje descrito por los rusos y las aportaciones propias y originales de un maestro del cine.
Formalmente la película se plantea con toda originalidad pues Kurosawa estructura la historia en tres niveles que irá combinando. Un nivel son los relatos que hacen el leñador y el sacerdote al plebeyo, en las ruinas del templo Rashomon, mientras llueve; el segundo nivel es el relato de los distintos personajes implicados y hasta de una médium, ante las autoridades, y el tercer nivel es lo que cuentan los protagonistas principales de la historia, Tajômaru (Toshiro Mifume) y Masako (Machiko Kyô) según su propia percepción de la realidad. Cada uno de esos niveles, contado por los distintos protagonistas como hechos vividos independientemente, constituyen auténticos capítulos de la narración cinematográfica y la unión, el montaje de esos niveles, es lo que hace de esta película una expresión maestra del arte cinematográfico. En cuanto a la música, Kurosawa ya no recurre a música occidental clásica o moderna, sino que utiliza música oriental japonesa compuesta y adaptada a cada momento de la historia que le da una unidad y acentúa sus características de cine personal japonés. Como el bucle que parece ser la narración, así hay una música que recuerda a “El bolero” de Ravel perfectamente ensamblada en la historia. Por último la fotografía, quizás el mejor elemento de esta película, está muy bien tratada y experimenta con contraluces y claroscuros que asombran al espectador. Una anécdota: el productor tenía tan poca fe en el éxito comercial de la película que para los carteles de la promoción puso a la protagonista en bañador, cuando en todo momento lleva un vestido y unos velos que le cubren desde el cuello a los pies. Si mi amigo de CINEXIM encuentra ese cartel le estaría eternamente agradecido.

6 comentarios:

David dijo...

Otra de las obras maestras del japonés que tengo pendiente. No tengo escusas, lo sé, que esta es de las imprescindibles.

Un saludo y por supuesto que estas invitado a documentarte en Ciclos de Cine siempre que quieras, para eso estamos...

Cristina dijo...

Tampoco yo la he visto, queda en pendiente. Me fascina el mundo de Kurosawa, bailando entre lo mágico y la más ardua crudeza, un mundo de reglas y honores.
un saludo

CINEXIM dijo...

Me avergüenza reconocer que no he visto este film. En cuento a lo del poster me pongo manos a la obra.

También respecto a tu petición de Paris, Texas pero llevo unas semanas sin photoshop.

A ver qué encuentro...

CINEXIM dijo...

ah, gracias por confiar en mí ;)

FATHER_CAPRIO dijo...

Un poco al contrario de ti, yo empece con films guerreros como Run o Khagemusa. De ahí a los 7 samurais fue un breve paso. Y en el siguiente incluí Rashomon e Ikiru.
2 OBRAS MAESTRAS, para disfrutar del cine de verdad.

Saludos.

Lewt dijo...

Tengo ya bastantes películas de Kurosawa para poder seguir tu ciclo. Concretamente, en esta, tu opinión me ha servido muchísimo para apreciar mejor esa obra de arte. Yo destacaria los personajes, obra del guión de Kurosawa y de su dirección de actores, criaturas de carne y hueso cuyas emociones surgen con fuerza de las imágenes. La fotografía es impresionante y ese continuo llover, fotografiado desde distintos ángulos del templo de Rashomon es un efecto de enorme valor artístico. Para verla un montón de veces.