
Los decorados son majestuosos y en especial los interiores del castillo que asumen plenamente integrados los ricos, y fieles a la tradición, vestuarios, los cuales tenían que llevar puestos los actores durante mucho tiempo antes de rodar una escena para que los movimientos fueran naturales. Hay muchas escenas que hacen de esta película una obra maestra pero yo destacaría el encuentro de Washizu (Toshiro Mifune) con la bruja en una cabaña del bosque. La bruja que le hace conocer el futuro, va vestida de blanco, con el pelo blanco también y toda la cabaña se encuentra inundada de una luz blanquecina que le da a la escena el toque fantasmal necesario. Cuando la película se estreno en Estados Unidos, la crítica de “Variety” dijo: “Es puro cine, un logro de ambientación e invención fotográfica que merece ser vista con fines académicos por todo estudioso del cine, desde el novicio hasta el profesional”