23 agosto 2012

AKIRA KUROSAWA - TRONO DE SANGRE

Es una adaptación libre del “Macbeth” de Shakespeare, o más bien la película de Kurosawa está inspirada en la obra del autor inglés buscando escenas que el japonés enriquece visualmente al darle una forma cinematográfica muy lejana de su origen teatral, trasladando toda la poesía del texto original a imágenes. Kurosawa realiza un gran esfuerzo por conseguir una gran obra de cine cuidando al detalle todos los elementos. La fotografía, mérito también del director de fotografía Asaichi Nakai, en blanco y negro es magnífica y como las nuevas tecnologías permiten parar la película en cualquier fotograma, aconsejo hacer un visionado de esta manera para disfrutar al máximo de la película.


Los decorados son majestuosos y en especial los interiores del castillo que asumen plenamente integrados los ricos, y fieles a la tradición, vestuarios, los cuales tenían que llevar puestos los actores durante mucho tiempo antes de rodar una escena para que los movimientos fueran naturales. Hay muchas escenas que hacen de esta película una obra maestra pero yo destacaría el encuentro de Washizu (Toshiro Mifune) con la bruja en una cabaña del bosque. La bruja que le hace conocer el futuro, va vestida de blanco, con el pelo blanco también y toda la cabaña se encuentra inundada de una luz blanquecina que le da a la escena el toque fantasmal necesario. Cuando la película se estreno en Estados Unidos, la crítica de “Variety” dijo: “Es puro cine, un logro de ambientación e invención fotográfica que merece ser vista con fines académicos por todo estudioso del cine, desde el novicio hasta el profesional”

16 julio 2012

AKIRA KUROSAWA - CRÓNICA DE UN SER VIVO

Hoy en día, a pesar de las amenazas provenientes de las centrales nucleares, parece que hemos olvidado la situación que se creó poco después de la II Guerra Mundial como consecuencia de la "guerra fría" que extendió un gran miedo al holocausto nuclear. En unos instantes, si a alguien se le hubiera ocurrido apretar un botón, el mundo se hubiera acabado. En Japón, después del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, y en guerra con Corea, ese miedo era mucho mayor, era auténtico terror generalizado. Esto es lo que le ocurre al protagonista de esta película que además tiene que enfrentarse a la incomprensión de sus hijos que intentan declararle mentalmente trastornado para que no venda la fábrica. Intervienen bastantes personajes secundarios, quizás demasiados, pero a diferencia de “Los 7 samuráis”, no están tan bien definidos y esto posiblemente haga que el espectador pierda interés.
Sin embargo llama mucho la atención la interpretación de Toshiro Mifune en el papel del padre, aparentando unos 60 años cuando en realidad tenía treinta y cinco, y a ello ayuda la utilización de unas gafas de cristales gruesos que ocultan la juventud de su mirada. La amenaza nuclear y la angustia que puede producir están perfectamente representadas por un tremendo calor que los personajes manifiestan limpiándose continuamente el sudor y abriendo y cerrando abanicos con movimientos muy efectistas. La película no me ha llegado a entusiasmar, influenciado, sin duda, por la reciente visión de sus tres anteriores obras maestras.

07 julio 2012

AKIRA KUROSAWA - LOS 7 SAMURÁIS


Tres películas seguidas y tres obras maestras, y no me pregunten cual es mejor porque ninguna supera a otra de ninguna manera. La trama narrativa de la película es bastante elemental y eso la ha hecho adaptable a cualquier género, como la ciencia ficción y el weatern. Por si alguien no lo sabe, “Los 7 samuráis” es el original del cual John Sturges realizaría “Los 7 magníficos” ambientada en el oeste y sustituyendo a los samuráis por pistoleros. Akira Kurosawa, Shinobu Hashimoto, Hideo Oguni escriben sobre una historia muy simple un complejo guión analizando cada uno de los personajes y aún los considerados muy secundarios, como son los habitantes de la aldea, están minuciosamente detallados en su comportamiento.
Además de los personajes, las relaciones entre los samuráis, entre los campesinos, y entre los samuráis y los campesinos están muy bien desarrolladas y perfectamente ejecutadas por una magnífica planificación. Con todo la película es más que un emocionante entretenimiento y el espectador llega a preguntarse, como los samuráis, si merece la pena salvar a los campesinos y con que fin. Así mismo el espectador se pregunta, como los campesinos, por las razones de los samuráis. Y aquí está el gran éxito del director: que llega a colocar al espectador en todo el núcleo de la película. Hasta en la estructura de la película, Kurosawa obtiene un gran logro al conseguir que el espectador esté perfectamente ubicado dentro del área de la acción y en relación con los personajes, a diferencia de muchas películas de guerra en las que es imposible muchas veces diferenciar a un soldado de otro. La fotografía es impresionante en función de la acción y así utiliza varias cámaras, o bien utiliza la cámara lenta en las escenas violentas, así como la profundidad de campo en las escenas de multitudes. La interpretación de Toshiro Mifune es posiblemente la mejor que jamás haya hecho; de unos gestos cómicos y salvajes da paso a un personaje trágico que se desprecia a sí mismo para pasar al hombre que encuentra el auténtico significado de su existencia. Consigue dar vida a un personaje de gran complejidad psicológica. En conjunto una obra maestra del séptimo arte.


23 junio 2012

AKIRA KUROSAWA - VIVIR




La línea argumental de la película es bastante simple: un funcionario enfermo terminal de cáncer se enfrenta a su vida monótona como funcionario. Y algo tan simple es utilizado por Kurosawa para entrar en el espíritu de Watanabe, ese funcionario magníficamente interpretada por Takashi Shimura, y conseguir una obra maestra del cine de todos los tiempos. Con el pretexto de apurar los últimos días de vida que le quedan al protagonista, el director va pasando por distintos ambientes de un Japón que empieza a resurgir del desastre de la guerra, y así durante la primera mitad de la película, hasta que una compañera que ha dejado su rutinario trabajo y ahora se dedica a fabricar juguetes, le cambia la vida con unas simples palabras: “es como si todos los niños del Japón fueran mis amigos”. Estas palabras hacer reaccionar a Watanabe y se produce en ese momento una de las escenas más bonitas del cine, pues en el mismo bar donde está hablando con su excompañera,  un grupo celebra un cumpleaños y cuando Watanabe, decidido a hacer algo con su vida, baja las escalera del bar, desde arriba cantan “Cumpleaños feliz” y vemos al grupo cantando y al protagonista en contrapicado bajando, hasta que unos instantes después se cruza con la homenajeada.

La segunda parte utiliza el funeral, donde los personajes con los que ha trabajado el protagonista, funcionarios y políticos, así como su hijo, su nuera y su hermano, hablan de lo que ha estado haciendo los últimos días, y ello sirve para introducir flasbacks en los que veremos lo que ha cambiado Watanabe. A mi particularmente me ha gustado mucho esta segunda parte, pues entiendo que la realización de una película entre cuatro paredes es muy difícil porque hay que tener un enorme sentido artístico para que la planificación que podría ser monótona no lo sea y pueda conquistar al espectador. Y me veo en en la obligación de hacer notar la escena en la que el protagonista se columpia en el parque mientras canta una melancólica canción: “La vida es tan corta…, pues no habrá mañana,… pues el día de hoy no volverá. La película tardó bastante en estrenarse en Estados Unidos y las primeras críticas no fueron de reconocimiento, sino algo negativas, y lo que es peor se comparaba a Kurosawa con otros directores, por supuesto a favor de los otros directores. Por supuesto, más tarde, casi todos los críticos rectificaron. Y otra vez el “saber hacer” de los norteamericanos, los carteles de la película no utilizaban ninguna imagen del protagonista, sino las de una striper que solo sale unos segundos y tampoco se puede decir que tiene mucho interés para la historia. No se puede VIVIR sin haber visto esta película.

04 junio 2012

AKIRA KUROSAWA - EL IDIOTA


 Kurosawa acaba de realizar una obra maestra con Rashomon y ahora emprende un proyecto que tiene en mente desde hace tiempo, llevar al cine una de las novelas clásicas, “El idiota” y por cuyo autor Kurosawa siente gran admiración. Consigue una película de cuatro horas y veinte minutos, sin duda pensando en proyectarla en dos o tres partes, hecho frecuente en el Japón de esos tiempos. Pero al productor no acaba de gustarle por su densidad y le pide a Kurosawa que la reduzca. A regañadientes el director la deja en tres horas, pero ni aún así el productor la ve apta para tener éxito en las pantallas y le encarga a los estudios que la reduzcan aún más.
Al final se queda en dos horas y cuarenta y cinco minutos, con muchos carteles, sobre todo al principio, que trataban de explicar lo que en el original se hacía con imágenes. Esto fue mucho peor y el resultado es una película pesada, con cortes inexplicables en el ritmo y con unas actuaciones excesivas e incomprensibles a pesar de haber contado con los mejores intérpretes japoneses del momento. Kurosawa, lógicamente renegó de la versión comercial, pero más tarde se dio cuenta del error que cometió al intentar llevar a la imagen una obra de poca acción y de mucha introspección en los personajes.
Para mi las películas son una unidad en cuanto a obra de arte y el hecho de que aquí aparezcan escenas magistralmente realizadas el conjunto no me ha gustado aunque debo dejar claro que si me ha interesado. Al que no conozca la novela, la película le resultara sin interés a no ser que haga un intento por conocer toda la obra de Kurosawa.

29 mayo 2012

AKIRA KUROSAWA - RASHOMON


Piensen en uno de esos cuadros que cuelga en algún museo del mundo, en un edificio arquitectónico o en una escultura que están consideradas arte, ejemplos de la disciplina artística que presentan, consideradas obras maestras. Pues eso es “Rashomon” en el arte cinematográfico, una obra maestra.
Por fin Kurosawa se siente absolutamente libre para hacer la película que quiere y eso se traduce en una expresión de creatividad artística en grado sumo. Todas y cada una de las escenas son magníficos cuadros cinematográficos que, como en un museo, nos van contando las partes de una historia, o de varias historias según los personajes. La escena del leñador por el bosque y su hallazgo, es uno de esos cuadros cinematográficos donde se combinan las ideas fundamentales del montaje descrito por los rusos y las aportaciones propias y originales de un maestro del cine.
Formalmente la película se plantea con toda originalidad pues Kurosawa estructura la historia en tres niveles que irá combinando. Un nivel son los relatos que hacen el leñador y el sacerdote al plebeyo, en las ruinas del templo Rashomon, mientras llueve; el segundo nivel es el relato de los distintos personajes implicados y hasta de una médium, ante las autoridades, y el tercer nivel es lo que cuentan los protagonistas principales de la historia, Tajômaru (Toshiro Mifume) y Masako (Machiko Kyô) según su propia percepción de la realidad. Cada uno de esos niveles, contado por los distintos protagonistas como hechos vividos independientemente, constituyen auténticos capítulos de la narración cinematográfica y la unión, el montaje de esos niveles, es lo que hace de esta película una expresión maestra del arte cinematográfico. En cuanto a la música, Kurosawa ya no recurre a música occidental clásica o moderna, sino que utiliza música oriental japonesa compuesta y adaptada a cada momento de la historia que le da una unidad y acentúa sus características de cine personal japonés. Como el bucle que parece ser la narración, así hay una música que recuerda a “El bolero” de Ravel perfectamente ensamblada en la historia. Por último la fotografía, quizás el mejor elemento de esta película, está muy bien tratada y experimenta con contraluces y claroscuros que asombran al espectador. Una anécdota: el productor tenía tan poca fe en el éxito comercial de la película que para los carteles de la promoción puso a la protagonista en bañador, cuando en todo momento lleva un vestido y unos velos que le cubren desde el cuello a los pies. Si mi amigo de CINEXIM encuentra ese cartel le estaría eternamente agradecido.

20 mayo 2012

AKIRA KUROSAWA - ESCÁNDALO



Es el año 1949 y Kurosawa, así como toda la sociedad japonesa, van superando las consecuencias de una guerra que han perdido, aunque al mismo tiempo están siendo colonizados por las fuerzas de ocupación, los norteamericanos, que les imponen sus películas. En ese momento se están haciendo grandes melodramas en Estados Unidos, la industria cinematográfica japonesa tiene que competir con ellos. Kurosawa es consciente, y por si se le olvida está la productora para recordárselo. Así que emprende esta obra menor buscando agradar al público japonés, lo cual consigue y con creces. Pero es un maestro y aunque realice un trabajo rutinario siempre dejará algo de su maestría en las películas que hace, como la forma de plantear los diálogos entre los personajes, la presentación de los ambientes, el vestuario, etc. Cuando terminas de ver la película sabes que has visto un auténtico melodrama pero eres consciente que se ha utilizado el cine con un cierto nivel artístico para contar una historia. ¡Como utiliza su arte para entrar en el conocimiento de los personajes, para definirlos, no por lo que dicen, sino por lo que hacen y en que ambiente lo están haciendo! Toshiro Mifune, sin llegar a manifestar un método va demostrando que sus interpretaciones no son solo producto de su impronta, sino que le va añadiendo un concienzudo trabajo como actor y seguramente bien aconsejado por Kurosawa. Yo destacaría el montaje cuando se produce el escándalo, con los titulares de los periódicos, que recuerda mucho al montaje que se utiliza en “Ciudadano Kane” también para el escándalo.